Título: Lucky
Director: John Carroll Lynch
País: Estados Unidos
Año: 2017
Género: Drama, Comedia
Opinión personal
Esta curiosa historia nos presenta a Lucky, un testarudo y cínico nonagenario que disfruta de su solitaria y apacible rutina el tiempo que le queda. Ha sobrevivido a todos sus contemporáneos, siendo el único que queda en pie, algo que hasta el momento nunca ha parecido inquietarle.
Sin embargo, un día tiene un mareo y se desploma.
Pero nada, no hay de qué preocuparse. Tras las típicas pruebas correspondientes para salir de dudas, el médico, viejo conocido suyo, le informa que ha sido una falsa alarma y no tiene importancia, que sigue teniendo una salud de hierro (a pesar de que es un hombre que no se priva de nada, pues fuma y bebe). Un caso anecdótico, vaya.
No obstante, esto despertará algo en él, pues tras este episodio intrascendente Lucky empezará a replantearse cuestiones existenciales en una especie de viaje de autodescubrimiento.
Esta es una de esas historias que transcurren en un pueblo de esos sureños de poca población, donde casi todos sus vecinos se conocen y se tienen una confianza tremenda. En la barra de un bar y con Johnny Cash sonando de fondo, el anciano se rencuentra con amigos, algunos de los colegas que marcaron su vida (la del personaje de la película y la del propio actor). Entre ellos el mismísimo David Lynch (Twin Peaks).
Esta película es un homenaje (o yo lo he sentido así) a Harry Dean Stanton, uno de los secundarios más míticos de la historia del cine (donde más lo recuerdo yo es en Alien). Es irónico que aquí, su última película (murió en 2017, el mismo año que se estrenó), fuera el protagonista.
Como curiosidad, me gustó ver entre el elenco de actores a Tom Skerritt (el capitán de la tripulación de la Nostromo en Alien).
Me gustan las películas donde los personajes son ancianos, están llenos de verdad. Y en esta película casi todos lo son. En un mundo en el que parece que ya no tengan cabida entre tantas caras jóvenes, donde todo a nuestro alrededor es acelerado y estresante, me pareció especial. Ojalá yo llegue a viejo con la entereza y la serenidad de Lucky.
Esta es una película modesta, sencilla (puede que por eso quizá ni supierais de su existencia), que habla del peso de la vejez y de la aceptación espiritual de que estamos aquí de paso. A mí me ha parecido preciosa y muy tierna, llena de reflexiones interesantes que uno no se plantea hasta que llega al ocaso de sus días y el final se antoja inminente. En ella no sucede nada en particular o relevante (si estás buscando una historia trepidante, llena de intriga o emocionante pasa de largo, no es para ti), y al mismo tiempo se habla de todo lo que debería ser importante. Maravillosa despedida de un actor enorme.