Título: Las deudas del cuerpo
Autor: Elena Ferrante
Páginas: 477
Año de edición: 2018
Género: Narrativa
Opinión personal
¡Qué ganas tenía de volver al blog! Y más aún sabiendo el libro que os traigo. Es la tercera entrega de una saga de cuatro libros que me tiene enganchadísima. De los dos primeros ya os hablé hace un tiempo (La amiga estupenda y Un mal nombre) y hoy os hablo del tercero.
La historia continúa como si estuvieras leyendo un único libro. Sin paréntesis ni paso del tiempo. Agradezco los resúmenes con los que Elena Ferrante comienza cada libro. En un par de páginas te pones al día y estás lista para retomar la historia. Rápidamente, te enfrascas de nuevo en la vida de los distintos personajes quedando atrapada.
Lenú y Lila dejaron de ser niñas para pasar a ser adolescentes que jugaban a ser mayores. Ahora, a pesar de que siguen siendo jóvenes han adquirido una madurez a causa de las experiencias que ambas han ido viviendo. Esa relación amor-odio que desde siempre han mantenido sigue constante entre las dos.
En este tercer libro cobra más protagonismo la lucha de clases y el contenido político. No os lo toméis por el lado negativo, porque lo hace a través de vivencias de los personajes que forman parte de la trama, por lo que la autora nos hace conocedores de la situación que se vive en el mundo laboral de aquella época entreteniéndonos con la propia historia.
Pero tal como pasa en los libros anteriores, Las deudas del cuerpo está lleno de amor, desamor, soledad, sexo y secretos descubiertos y por descubrir.
Lenú se casa con su prometido, un profesor de la universidad de Florencia. Tienen dos niñas, a pesar de que ella no está del todo convencida de querer ser madre. La maternidad y el matrimonio se le hace cuesta arriba. Comienza a descuidarse y abandona la escritura y la lectura. A pesar de que ha ido cumpliendo la mayoría de los sueños que tenía de niña, se siente impostora llevando esa vida lejos de Nápoles.
Lila por su parte vive esclava del trabajo, teniendo que dejar a su hijo con una vecina prácticamente todo el día. La vida en pareja con Enzo no destaca por la pasión precisamente, pero es un buen hombre que la entiende y la respeta.
Me parece muy interesante como se desmitifica la maternidad y la manera en la que muestra lo complicado de la conciliación familiar y profesional. Porque aunque hemos avanzado mucho, siguen siendo temas conflictivos en la actualidad. A través de las dos protagonistas se muestran las dificultades que siempre ha tenido la mujer para compaginar vida laboral y personal.
Lo que más caracteriza esta saga es ver crecer a los niños del barrio. Con el paso de los años unos y otros van tomando decisiones de las que eres testigo y con las que sufres y disfrutas. La vida de todos se entrelaza formando una telaraña que te atrapa y absorbe.
A un libro de terminar esta maravillosa historia siento nostalgia, porque una vez lo lea se acabó definitivamente. No volveré a saber más de ese humilde barrio de Nápoles y sus vecinos. Por suerte, todavía puedo seguir disfrutando.
La historia continúa como si estuvieras leyendo un único libro. Sin paréntesis ni paso del tiempo. Agradezco los resúmenes con los que Elena Ferrante comienza cada libro. En un par de páginas te pones al día y estás lista para retomar la historia. Rápidamente, te enfrascas de nuevo en la vida de los distintos personajes quedando atrapada.
Lenú y Lila dejaron de ser niñas para pasar a ser adolescentes que jugaban a ser mayores. Ahora, a pesar de que siguen siendo jóvenes han adquirido una madurez a causa de las experiencias que ambas han ido viviendo. Esa relación amor-odio que desde siempre han mantenido sigue constante entre las dos.
En este tercer libro cobra más protagonismo la lucha de clases y el contenido político. No os lo toméis por el lado negativo, porque lo hace a través de vivencias de los personajes que forman parte de la trama, por lo que la autora nos hace conocedores de la situación que se vive en el mundo laboral de aquella época entreteniéndonos con la propia historia.
Pero tal como pasa en los libros anteriores, Las deudas del cuerpo está lleno de amor, desamor, soledad, sexo y secretos descubiertos y por descubrir.
Lenú se casa con su prometido, un profesor de la universidad de Florencia. Tienen dos niñas, a pesar de que ella no está del todo convencida de querer ser madre. La maternidad y el matrimonio se le hace cuesta arriba. Comienza a descuidarse y abandona la escritura y la lectura. A pesar de que ha ido cumpliendo la mayoría de los sueños que tenía de niña, se siente impostora llevando esa vida lejos de Nápoles.
Lila por su parte vive esclava del trabajo, teniendo que dejar a su hijo con una vecina prácticamente todo el día. La vida en pareja con Enzo no destaca por la pasión precisamente, pero es un buen hombre que la entiende y la respeta.
Me parece muy interesante como se desmitifica la maternidad y la manera en la que muestra lo complicado de la conciliación familiar y profesional. Porque aunque hemos avanzado mucho, siguen siendo temas conflictivos en la actualidad. A través de las dos protagonistas se muestran las dificultades que siempre ha tenido la mujer para compaginar vida laboral y personal.
Lo que más caracteriza esta saga es ver crecer a los niños del barrio. Con el paso de los años unos y otros van tomando decisiones de las que eres testigo y con las que sufres y disfrutas. La vida de todos se entrelaza formando una telaraña que te atrapa y absorbe.
A un libro de terminar esta maravillosa historia siento nostalgia, porque una vez lo lea se acabó definitivamente. No volveré a saber más de ese humilde barrio de Nápoles y sus vecinos. Por suerte, todavía puedo seguir disfrutando.