Título: Escarlatina, la cocinera cadáver
Autor: Ledicia Costas
Páginas: 176
Año de edición: 2015
Género: Infantil
Opinión personal
Este verano fue el cumple de dos de mis sobrinas y, en vista de que no leen apenas, pensé en regalarles algún que otro libro infantil (entre ellos este que hoy os traigo), algo que fuera ligerito pero con sustancia. En realidad ninguno de mis sobrinos lee, ya podéis imaginar lo triste que me resulta siendo yo escritor, pero en esta era tecnológica de los móviles, los videojuegos y las redes sociales los chavales están absorbidos. Pero bueno, que me voy por las ramas, el caso es que los días que el libro estuvo en mi casa me hacía ojitos y acabé leyéndolo.
Si tu cumpleaños coincide con el Día de los Muertos (como cierta bloguera que yo me sé), prepárate para una sorpresa mortal. Que es lo que le ocurre a Román, el protagonista de esta historia, un niño algo travieso.
A Román le encanta cocinar, y su gran sueño es llegar a ser un prestigioso chef, por lo que en su décimo cumpleaños pide un curso de cocina. Pero en su lugar recibe un ataúd negro con las instrucciones para activar a Escarlatina, una cocinera del siglo XIX y su inseparable Lady Horreur, una escalofriante araña con acento francés.
Cuando estos se conocen, Escarlatina le cae genial, pero descubre que es víctima de una situación injusta. Entonces Román, lleno de curiosidad, le pregunta cómo puede ayudarla, librarla de su cautiverio. La difunta se lo explica, pero sin mucha esperanza, pues para empezar, el niño tendría que acompañarla al Inframundo, de donde no tendría muchas garantías de volver sano y salvo al mundo de los vivos.
Al principio Román no lo ve claro, pero cuando Escarlatina le menciona que el abuelo del niño es vecino de ella en el más allá, el chico accede enseguida, pues quería mucho a su abuelo y cuando los dejó se puso muy triste. La posibilidad de volver a verlo lo entusiasma.
Así pues, acompañado de su gato Dodot, cogen el mortibús, el único transporte que conecta ambos mundos y que solo pasa a medianoche.
Una vez en el Inframundo, descubre que su misión es más peligrosa de lo que pensaba, pues un tal Amanito, el siniestro tirano que gobierna con mano de hierro esos dominios fantasmales, hará todo lo posible para que el chico fracase y su alma termine atrapada para siempre en el más allá.
Capítulos cortos e ilustraciones hacen que la lectura sea muy amena.
Algo que me pareció muy curioso fue que, al igual que Escarlatina, los otros personajes que están muertos llevan el nombre de la enfermedad que los mató en vida. Otra cosa que me resultó simpática fue que, al estar el libro relacionado de algún modo con la cocina (pues la misión de Román y Escarlatina gira alrededor de esto precisamente), al final de cada capítulo hay una receta del niño.
El libro tiene una atmósfera que evoca mucho a esas pelis clásicas de Tim Burton, aquellas que la gente recuerda con más cariño. Y aunque es original y tiene su encanto, sí es cierto que, a diferencia de otros libros infantiles que me encantaron, este se me quedó un poco corto. Es decir, para un adulto quizá lo veo un poco flojo. Sin embargo, para los más pequeños de la casa me parece estupendo.
El libro nos dice que la edad recomendada es a partir de los 11 años, aunque creo que incluso para niños más pequeños también vendría muy bien. Ha ganado diversos premios infantiles en distintos años, y ahora por Halloween se me antoja una lectura ideal para niños.