martes, 25 de abril de 2017

Mouse Guard. Invierno 1152


Título: Mouse Guard. Otoño 1152
Autor: David Petersen
Páginas: 192
Año de edición: 2010
Género: Cómics, Novela gráfica


Opinión personal
Aquí os traigo mi opinión sobre el segundo arco argumental de Mouse Guard, un volumen al que le tenía muchas ganas, y ya aviso que no ha defraudado para nada. Los que queráis saber un poco más, podéis leer la reseña del primer tomo pinchando aquí.
Para los que todavía no conocéis esta exitosa serie galardonada con varios premios Eisner, deciros que tras una estética pseudo-infantil, Mouse Guard esconde una historia adulta en la que un grupo de ratones intentan apañárselas en la difícil sociedad medieval.

En esta segunda parte, tras el intento de rebelión que Midgnight encabezó durante el pasado otoño, el invierno se presenta frío y glacial para la Guardia, obligados a buscar y asegurar las provisiones necesarias para alimentar a todos los ratones libres que viven bajo su protección.
Saxon, Kenzie, Lieam, Sadie y el anciano campeón Celanawe parten a través de los nevados y peligrosos caminos en misión diplomática hacia otras ciudades.




Pero los hambrientos depredadores, los peligros de la nieve y el hielo, y un largo e imprevisible camino a través de una antigua madriguera de comadrejas pondrán al mejor equipo de Mouse Guards al borde del fracaso. El invierno de 1152 será recordado como uno en el que no todos los guardianes fueron capaces de sobrevivir...



Como podéis ver, los dibujos son una verdadera preciosidad, y la épica de la historia es fascinante, consiguiendo que te metas en la piel de los personajes desde las primeras páginas. Lo confieso, cuando lo empecé ya no podía parar, obligándome a dejarlo cuando terminaba cada capítulo hasta el día siguiente para intentar dosificarlo, porque de lo contrario me hubiese durado solo un par de días.
Soy de esos que se recrea en los dibujos, abstrayéndome de todo cuanto me rodea, sufriendo por la suerte de estos personajes y disfrutando como un crío con cada alto en el camino, participando de esa conversación nocturna de ratones en torno a un fuego en mitad del frío y las danzantes sombras.

Como en la anterior aventura, en un momento dado nuestro grupo se ve obligado a separarse, tensando al límite las posibilidades de éxito de la misión y de su propia supervivencia.






Este tomo consta de 6 capítulos, un epílogo y algunos extras; siempre de lo más curiosos, mostrándote mapas, dibujos exclusivos, los lugares donde viven estos ratones o algunos de sus oficios.



Debo decir que esta segunda aventura me ha gustado más incluso que la anterior (algo que, con el buen recuerdo que guardo de la primera, creía impensable), me ha parecido una historia con más cuerpo, más redonda, angustiosa e intrigante, y con un final más entrañable. Cuando lo acabé me quedé con un nudo en la garganta, pensando: "¿Ya? No puede terminar ya. Quiero más".
En serio, si sois amantes de la novela gráfica o simplemente os atrae pero nunca os ha dado por probar, os recomiendo encarecidamente esta serie. Una auténtica joya, y no solo por su magnífica edición en cartoné, sino por su adictiva historia (más disfrutable para adultos que para niños, me atrevería a decir), sus ricos dibujos llenos de detalles y sus arquetípicos personajes, a los que enseguida coges cariño. A mí ya me ha conquistado, y por supuesto en cuanto pueda me haré con esa ansiada tercera parte.




Los que estéis interesados, lo podéis adquirir directamente en la página de la editorial pinchando aquí.




martes, 18 de abril de 2017

El postre de la alegría


Título: El postre de la alegría
Director: Jérôme Enrico
País: Francia
Año: 2012
Género: Comedia



Opinión personal
Muy buenas! ¿Qué tal se han dado esas vacaciones de Semana Santa? A mí me han sabido a gloria. Ahora toca volver a la rutina, que eso sí que cuesta porque a lo bueno nos acostumbramos poco rápido. He aprovechado para hacer lo que más me gusta, quedar con los amigos, con la familia, ver películas y leer. Y hay una película que me ha gustado especialmente de la que hoy os quiero hablar.

Esta es la historia de Paulette, una mujer que junto a su marido monta un restaurante en Francia, comenzando así años de prosperidad y felicidad. Tienen una hija y viven sin penurias. O al menos así era antes. En la actualidad Paulette es una mujer mayor, viuda desde hace 10 años y con una pensión que apenas le da para comer. El restaurante comenzó a ir mal, su marido se refugió en el alcohol y acabaron en la pobreza más absoluta. Ahora prácticamente vive en la indigencia comiendo de lo que pilla en contenedores de basura.
Paulette no es la típica protagonista que podemos esperar ya que despierta los sentimientos más negativos que se pueden tener hacia una persona. Es una persona muy desagradable con sus vecinos, racista y homófoga. La relación con su hija es pésima; el que ésta esté casada con un policía negro lo agrava todo aún más. Tiene un nieto al que rechaza por su color de piel y no tiene reparos en hacérselo saber.



El barrio en el que vive es centro neurálgico del tráfico de drogas y nuestra hastiada viuda ve una solución a sus problemas económicos en este mundo. Un día por casualidad es testigo de una persecución de la policía y sin pretenderlo tropieza con un paquete de hachís, así que se presenta en el piso del cabecilla de los camellos del barrio, que se hace llamar Vito, para pedirle trabajo. Así es como Paulette empieza a vender hachís en las calles. Para sorpresa de todos la anciana se hace con una buena clientela y las cosas empiezan a irle viento en popa.



Pero una mujer de su edad sola por las calles y comiéndole terrero al resto de camellos se arriesga a muchos peligros. Una noche la acorralan unos cuantos y le dan una paliza a modo de advertencia. Le roban casi toda la recaudación y debe pagar a Vito en unos días. Entonces, por capricho del destino, es su nieto el negrito quien le da la solución a este problema. Una de las veces que su hija le deja al niño porque tiene que trabajar, regaña a su nieto por una trastada que ha hecho y éste se encierra en la cocina donde Paulette estaba haciendo una tarta de chocolate. Enfadado por lo mal que se ha portado su abuela con él coge lo primero que ve y lo echa a la tarta. Podéis imaginaros cuál es este ingrediente secreto.


Esa misma tarde invita a sus amigas a casa a merendar y degustan la tarta de chocolate tan especial. Paulette descubre lo sucedido y se le ocurre una idea para recaudar el dinero que debe con el poco hachís que le queda. Monta una pastelería clandestina de todo tipo de dulces con su ingrediente secreto. Tal es la demanda que necesita la ayuda de sus amigas, que recelosas con los últimos cambios en su amiga entran en el negocio encantadas.


Para saber cómo termina esta loca historia tenéis que ver la película porque esto no ha hecho nada más que empezar. Esta comedia me ha sorprendido gratamente, más aún después de haberme enterado que está inspirada en hechos reales. Al principio pensaba que sería una película tonta e insulsa pero me ha hecho pasar un buen rato. El papel protagonista lo borda. Consigue que la odies y no sientas pena a pesar de las penurias por las que está pasando. Y sus amigas son de lo mejor. Forman un cuarteto que me ha sacado más de una sonrisa. Sin lugar a dudas "El postre de la alegría" es una muy buena opción para endulzarte un rato.





martes, 11 de abril de 2017

Oso


Título: Oso
Autor: Marian Engel
Páginas: 171
Año de edición: 2015
Género: Narrativa


Opinión personal
Recuerdo la primera vez que vi este libro en una librería, la portada me encantó. Como casi todos los libros de esta editorial, supongo, pero con este fue una especie de amor a primera vista. Había leído alguna que otra reseña (una en concreto en Trotalibros, el blog de Jan), y todas coincidían en que es un libro un tanto extraño, peculiar, no apto para todos los públicos, y como me van los retos y de cuando en cuando me gusta salir de mi zona de confort, decidí arriesgarme. Al fin y al cabo, el libro me llamaba de algún modo, parecía susurrarme desde la estantería: "Pss... eh, ven, mira, ven hacia aquí, ábreme, léeme, sigue mi sendero de palabras para que conozcas mi historia".

De entrada conocemos a Lou, una mujer introvertida, solitaria, interesante, un poco a contracorriente. Trabaja de bibliotecaria en un instituto. En su despacho, en el sótano del edificio, se encarga de investigar y archivar manuscritos y mapas antiguos. Desde la ventanita de su pequeña madriguera de topo, como ella se refiere a su lugar de trabajo, entre montañas de papeles amarillentos y chismes viejos que ya nadie echa de menos, contempla el mundo de fuera con recelo y apatía, sintiéndose reconfortada dentro, haciendo lo que mejor se le da, una tarea tranquila, meticulosa y a la vez, por qué no, monótona, pero con la que disfruta. Disfruta y a la vez, de forma contradictoria, lleva un tiempo sintiéndose como cercada. Necesita unas vacaciones cuanto antes, oxigenarse, respirar aire.
No sé por qué, pero desde la primera página ya me cae bien la protagonista, tiene algo especial que la hace diferente.

Es entonces cuando su jefe, el director, le encarga una curiosa tarea: hacer inventario de los libros de una mansión victoriana situada en una remota isla canadiense, propiedad de un enigmático coronel, ya fallecido. Dicha mansión ha sido donada al instituto, pero antes se necesita que alguien especializado vaya a ver en qué condiciones está y dé fe de su contenido.
Lou recibe el encargo de muy buena gana, tomándolo como esas ansiadas vacaciones que necesitaba. Tras el viaje por carretera y luego en ferry, un tal Homer (un intermediario), con la ayuda de su hijo, la lleva en barca hasta la isla y le desea buena suerte en su trabajo. Le entrega las llaves del viejo caserón, algo de provisiones (previo pago del instituto por sus servicios) y, antes de dejarla allí, le habla por encima de una mascota que el antiguo dueño tenía en el cobertizo de atrás: un oso. Le indica dónde está la comida del animal y, sin entrar en más detalles, se marchan atravesando el río por donde han venido.

Lo que al principio es desconfianza y temor por parte de Lou, pronto le toma confianza al oso (un animal tierno y dócil, de mirada triste y algo viejo ya), estrechando con el pasar de los días una relación muy cercana.
Tal como había oído, el libro tiene escenas eróticas, ahondando en un tema peliagudo y de seguro aberrante para cualquiera: la zoofilia. No por nada fue tan polémico y causó tanto impacto en su época, y a pesar de ello se hizo con uno de los galardones más prestigiosos en 1976. Novela adorada por Margaret Atwood, Alice Munro y Robertson Davies. Este último dijo de ella: "Una novela obscena y extraña. Uno de los títulos más hermosos y significativos de la literatura canadiense".

"Ahora sabía que lo amaba. Un amor tan extravagante que el resto del mundo se había convertido en un estrecho nudo sin sentido, salvo por el paisaje que, neutral y ajeno a ellos, gozaba de sus propios orgasmos de verano."

Pero volviendo a la parte de nuestra protagonista y el oso, he de decir que el libro no se centra en esta relación ni busca el morbo ni nada por el estilo, por el contrario, ahonda en la conexión de Lou con el entorno natural, donde, progresivamente, empieza a experimentar una agradable sensación de desconexión, una paz y plenitud interior nunca antes alcanzadas, de éxtasis en soledad en pleno contacto con los elementos, descubriendo para su propio asombro que no echa para nada de menos la civilización, de la que podría prescindir sin ningún problema.
La prosa de la autora me ha cautivado, es transparente, bella, interesante, expresando puntos de vista sin rodeos ni pelos en la lengua. Si disfruté de esta historia fue porque, aunque no compartiera ciertas cosas de la protagonista, intenté dejarme llevar sin juzgarla, intentando tener la mente lo más abierta posible y comprender sus motivaciones. Hay pequeñas partes un tanto explícitas, pero no hay nada truculento o enfermizo. Todo está narrado con delicadeza y naturalidad. Como ya dije antes, lo que más impregna el libro es esa especie de comunión de Lou con la naturaleza, a través de la cual experimenta un proceso de cambio y superación personal.

"Su pelaje era tan espeso que se le perdía media mano dentro. Le masajeó los encorvados hombros. Sentarse a su lado le daba una extraña paz. Como si el oso, al igual que los libros, conociese generaciones de secretos, pero no sintiera la menor necesidad de revelarlos."

No es un libro que me haya entusiasmado, pero sí lo he disfrutado mucho por ser tan diferente a la mayoría. Abstenerse los que busquéis adicción y ritmo trepidante, es una lectura para degustar a pequeños sorbos, para recrearse y deleitarse con sus gratas sensaciones y curiosas reflexiones. Es el primer libro que leo de esta editorial, y estoy seguro que después de este le seguirán más. Un libro apacible y bucólico de los que sin duda se recuerdan por su extravagante y a la vez hermosa trama.





miércoles, 5 de abril de 2017

Una madre


Título: Una madre
Autor: Alejandro Palomas
Páginas: 248
Año de edición: 2014
Género: Narrativa



Opinión personal
Qué cierto es que cuando te independizas comienzas a valorar el nido familiar cuando vivías con papá y mamá. Y que conste que estoy mejor que quiero, pero eso no quita que valore lo que tenía. He tenido y tengo la suerte de contar con unos padres que a pesar de sus defectos no los cambiaría por nada ni por nadie. Ambos son un ejemplo a seguir por su humildad, empatía y generosidad. Y especialmente mi madre siempre me ha enseñado a ser fuerte en los peores momentos, a sacar el valor cuando no queda nada y a tenernos a todos presentes siempre. Es el alfiler que une cada varilla del abanico que formamos mis hermanos y yo.

Pues de esto trata el libro que os traigo. De esa familia que no elegimos sino que nos viene impuesta nada más llegar a este mundo. De los secretos, silencios y verdades a medias que se dan en el núcleo de cualquier familia. Gracias a este libro he tenido más presente de lo habitual a mis padres y hermanos. Hay detalles en común con mi familia y he llegado a la conclusión de que "en todas las casan se cuecen habas" y nadie está libre de los entresijos familiares.

A sus 65 años, Amalia es la matriarca de esta familia y protagonista de la historia que nos cuenta Alejandro Palomas. Sin lugar a dudas, esta mujer no deja indiferente a nadie. Crió a sus hijos junto a un hombre que no la quería como se merece cualquier persona. Amalia sufrió durante casi toda su vida de casada todo tipo de maltrato físico y psíquico. Sometida a los deseos de ese hombre, no sabía pensar ni decidir por sí misma. Fue a casarse con un buen sinvergüenza que sólo sabía estafar a la gente y no quería a nadie salvo a sí mismo. Un buen día, años atrás, la deja a ella en la estacada hasta arriba de deudas.

Esta historia comienza una Nochebuena muy especial para Amalia porque ha conseguido reunir a toda su familia en casa para esa noche. El primero en aparecer es su hijo Fer, que vive con ella desde hace un tiempo. Su novio, con el que vivía, lo dejó, regalándole un cachorro, y los hechos desde entonces lo terminan llevando a compartir piso con su madre. Fer es el cómplice de Amalia, con el que ella más confianza tiene. El chico tiene un trauma debido a la crianza con su padre y posterior huida sin ni siquiera preocuparse por él. Hay un pasaje en el que Fer cuenta los recuerdos que guarda de su abuela. Me hizo llorar como una niña chica. Es precioso.

"-Guárdala bien -dijo con una sonrisa tan cansada que tuve que tragar saliva-. Es la historia de nosotros, de los nuestros, contada por ti. -Y luego, después de tomar aire-: La de las verdades, no la de los huecos."

A poco tiempo de la cena llega Emma con su chica. Emma es la pequeña de la familia y tiene el alma rota por un trágico suceso que vivió hace un tiempo y la marcó de por vida. A causa de dicho suceso se construye una vida y una personalidad de cara a los demás, pero todos saben quién es realmente. Después llega Silvia, la mayor de los tres hermanos. Casada y sin hijos, una mujer de negocios dedicada totalmente a su trabajo por el que se ve obligada a estar viajando continuamente. Es la más crítica con su madre. Suele estar de mal humor y rara vez sonríe. Y el último en llegar es el tío Eduardo, hermano de Amalia que reside en Portugal. Un hombre soltero y muy peculiar. Siempre de aquí para allá y contando batallitas de los lugares y la gente que va conociendo.

Cuando he terminado el libro me he quedado con una sensación extraña. Echo de menos a Amalia. Es una mujer entrañable. Y no me he reído más con nadie que con ella. Su espontaneidad e ingenuidad han provocado en mí más de una carcajada. Tiene problemas de visión y es muy fácil engañarla, por lo que suele ser objetivo de todo tipo de fraudes. Tras verse sola sin ese marido que hacía y deshacía por él y por ella, se siente liberada. Por primera vez puede hacer lo que le viene en gana sin rendirle cuentas a nadie. Cosa que preocupa bastante a sus hijos.

Es un libro maravilloso de los que dejan huella para siempre. Alejandro nos habla de esta peculiar familia de una manera tan bonita, pero sobre todo con mucha sencillez, como se deben de contar las cosas a mi parecer. Me olvidé que estaba leyendo un libro, creyéndome un comensal más en esa mesa, confidente de los secretos mejor guardados de cada uno de ellos. He reído y he llorado leyendo este libro porque he sentido las alegrías y las penas de cada miembro como si fueran mías. Y qué decir de Amalia que ya no haya dicho. A veces niña y a veces madre, no puedes evitar quererla y sentir lástima por la vida tan dura que ha llevado. Pero sobre todo la admiro por el modo en el que teje e hila los hilos de manera que los mantiene a todos unidos como una madre debe hacer. Es el primer libro de Alejandro que leo pero estoy segura que no será el último. Tenéis que leer este libro sí o sí.




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