Título: La isla del escritor
Autor: VV. AA.
Páginas: 469
Año de edición: 2016
Opinión personal
Llevaba mucho queriendo leer este libro. La portada tiene algo que todavía hoy me atrae, me gustan sus tonos suaves y la sencillez de su ilustración. Por otro lado, me enteré de que sus autores son escritores españoles y, bueno, cualquier excusa es buena para descubrir nuevas plumas que merezcan la pena, sobre todo cuando son de mi país.
La isla del escritor es una antología de 32 relatos, nada más y nada menos, que ahí es nada. Es imposible que os aburráis con este libro. Cada historia está escrita por un autor distinto, por lo que los estilos varían según el relato. Y una de las cosas que más me atrajeron desde el principio fue que todos los relatos tienen un nexo común: se desarrollan en una isla.
¿Por qué digo esto? Pues porque una isla siempre me ha evocado aventura, misterio, un lugar exótico, recóndito, atemporal, lleno de rincones secretos esperando ser descubiertos. Es decir, en la imaginación las posibilidades son casi ilimitadas.
Luego, en mi opinión, otro gran acierto de esta antología es que se divide en siete géneros literarios. Los siete bloques en los que está estructurado el libro son: ciencia ficción, realismo, fantasía, erótica, psicológica, negra y romántica. Y cada uno de estos bloques está compuesto por unos cuatro o cinco relatos.
Como son muchos relatos, os hablaré solo de los que me han encantado (aunque ya os adelanto que me gustaron casi todos), que, casualmente, han sido dos historias las que más me han llegado de cada género (o de casi todos ellos).
Vamos allá...
En Ciencia ficción...
-Skittles (de Paula Treides). La sociedad, la humanidad en general, ha acabado sucumbiendo a un programa de realidad virtual llamado "Skittles", una corporación que implanta a las personas unos nanotransmisores donde, supuestamente, todos son ventajas. No obstante, un hombre se resiste aún a doblegarse al sistema, pero su tiempo se agota y la conexión al programa parece inminente e insalvable.
"La irrupción de los nanotransmisores, ese adelanto que se antojaba prometedor para la vida de los humanos, consiguió verdaderas proezas en su inicios: se repararon lesiones neuronales, los ciegos lograron ver y muchas enfermedades encontraron una pronta y nada agresiva curación. Poco a poco, sin apenas darnos cuenta, caímos en las banalidades que fueron aprovechadas por muchas empresas para vendernos sus productos; queríamos ser mejores que el resto, y personas que no necesitaban de aquella alquimia la incorporaron a sus cuerpos para ser más fuertes, más listos e incluso poder ver en la oscuridad. ¿Para qué? ¿Qué tipo de persona necesita visión nocturna? Nos dejamos llevar por una demencia colectiva que acabó devorándolo todo."
-El rey robot (de Blas Cabanilles). En un castillo rodeado por un foso abismal, un robot que ha sido programado para preservar la vida lleva décadas solo, desde que, según se nos deja caer, una especie de hecatombe acaba con todo rastro de vida en la Tierra. Un día aparece una caravana de humanos nómadas. Al principio se alegra de tener compañía, pero luego descubre, decepcionado, que los humanos son contradictorios y egoístas.
Al principio empecé a leerlo sin mucho interés, no conectaba mucho con la historia, pero conforme fui avanzando me fue encantando. Final y mensaje muy acertados.
En Realismo...
-Dos días de luz (de Raquel Gerra). Una mujer regresa con su marido al lugar donde pasaron la luna de miel. Apenas han pasado unos pocos años, pero algo ha cambiado entre ellos. Él no es el mismo del que ella se enamoró, y a raíz de un incidente en el aeropuerto, la mujer tiene una catarsis.
Una historia que nos habla de los malos tratos, reflejados a la perfección en un personaje que transmite muchísimo, haciendo que conectemos rápido con su desoladora situación.
-Los esclavos olvidados (de Meritxell Terrón). Nos cuenta cómo, en 1761, un grupo de personas negras de Madagascar son arrebatadas de su tierra y de sus familias por unos desalmados franceses para venderlos como esclavos. Los meten en un barco con rumbo a Francia, pero en altamar la tormenta los hace naufragar en una isla, donde pasarán largos años olvidados por el mundo.
"Nos prometieron que iban a volver a buscarnos y nos dejaron parte de la comida que aún quedaba del naufragio. La mayoría de ellos parecían de verdad preocupados por nosotros. Convivir con sus esclavos en esa situación tan desesperada posiblemente les hizo ver que no éramos tan incivilizados como ellos pensaban. No éramos animales, subhumanos u objetos. Éramos personas como ellos.
Los vimos zarpar con la esperanza de que nuestros días en el islote terminarían pronto."
Inspirada en hechos reales, la historia nos la relata una joven que forma parte de este desdichado grupo. Soberbio, es un relato que difícilmente se olvida.
En Fantasía...
-El gato en el Draquipélago (de Ana Vigo). Un gato que vive entre el constante trasiego de un puerto, acaba de polizón en un barco cuando huye de unos marineros que lo persiguen por haber robado comida. Cuando rato después sale de la bodega, tras haber echado una cabezadita, descubre con asombro que, para su desgracia, el barco ha soltado amarras y se encuentra navegando mar adentro.
"Me duermo entre barriles.
(...) Qué queréis que os diga. Soy un gato. Vivo el presente y me gusta dormir.
Cuando me despierto noto que nos movemos."
Una historia simpática llena de magia y criaturas mitológicas, con un final que te deja con ganas de más.
-Las calas de Fárazal (de Sol Arenales). Una mujer sufre un cambio drástico en su vida, cuando alguien le lega una herencia de forma anónima. Desde entonces, deja la ciudad y se hace cargo de un hotel cercano a la playa. Lo que al principio parece un destino tranquilo, pronto las cosas a su alrededor comienzan a complicarse.
"Ella me guio hasta el agua, que se extendía brillante como un mar de estrellas. Los lugareños creen que es un fenómeno natural, pero se equivocan. Son los espíritus de mujeres ancianas, como mi abuela, quienes lo provocan, cuando el agua cae de sus cuerpos como cristales brillantes al emerger del mar. El instinto, o la curiosidad, hizo que caminase hacia ellas al verlas aparecer."
Relato con tintes de brujería, escrito de forma casi poética, que parece estar envuelto entre la bruma del recuerdo y la ensoñación. No me preguntéis por qué, pero el ambiente que se respira, melancólico y misterioso, me recordó a los primeros minutos de Rebeca... "Anoche soñé que volvía a Manderley". ¿Recordáis?
En Psicológica...
-Una isla imaginaria (de z666). Un tipo decide abstraerse del mundo moderno, deshacerse de todas las posesiones materiales e irse a una isla desierta en un intento por liberarse y dar un cambio drástico a su vida. Pronto se acostumbra a sus nuevas y tranquilas rutinas, a su placentera soledad, y con el tiempo crea un amigo imaginario. Aunque será solo el primero de otros muchos, cada uno con su personalidad y sus motivaciones. No tiene desperdicio.
-La Isla del Diablo (de Luisa Gil). En una isla de la que es imposible escapar, los reclusos de un penal semiabandonado viven auténticos horrores.
"Las noches en el penal son una auténtica tortura, cuando te tumbas en el suelo de la jaula sientes cómo, en la noche, varios pares de pequeñas mandíbulas se enganchan a tu cuerpo y te roban la vida.
Puedes oír aleteos alrededor, aunque no puedes ver nada. Sientes un picor entre las piernas y, al bajar la mano para intentar rascarte, se alejan volando. Son asquerosos como ratas que te debilitan cada vez que te acuestas porque se alimentan de tu sangre.
Me siento tan cansado que se me caen los párpados y me desmayo."
En Negra...
-Negro, dulce y humeante (de Antonio J. Hernández de Molina). Un agente de policía es degradado por tocar las narices a su superior y lo mandan a una isla muy pequeña, frente a la costa de Cádiz, como vigilante de seguridad en una garita. Pero lo que parece un destino aburrido y de escaso interés, pronto se convierte en algo muy distinto, pues un turbio secreto se esconde entre sus nuevos compañeros.
-El compás a ritmo de blues (de Jose Molina). Un agente de policía infiltrado en una organización criminal lleva tiempo haciendo cosas terribles que le desagradan profundamente, con tal de seguir manteniendo su tapadera, pero poco a poco la situación empieza a desmadrarse.
En Romántica...
-El saxofonista (de Esther García Sanz). En este relato nos pondremos en la piel de un artista callejero y de una mujer que se sienta en el parque a dibujar en su cuaderno, dos almas atormentadas cuyo nexo es un misterio. Una historia triste, pero muy bonita y emotiva.
"Aquel lugar era especial, tenía algo. Emanaba un calor hogareño que me recordaba a las películas americanas donde los padres cocinan galletas con los hijos, todos están sonrientes y felices. Ficción."
No sé si os habréis dado cuenta, pero del género Erótica no seleccioné ninguno, y de Romántica solo uno. Esto es porque, aunque están genialmente escritos y en general me gustaron, no hubo ninguno de estos que me encantara.
Resumiendo, de los 32 relatos que aquí se dan cita, solo 2 me dejaron frío. Todos los demás me gustaron, y los que he expuesto arriba fueron mis favoritos. En fin, creo que es un magnífico balance. Y siendo así, no puedo dejar pasar la ocasión para recomendaros La isla del escritor, pues si sois de los que disfrutan de los relatos como yo, tenéis una cita obligada con este libro.
La calidad de sus historias está más que demostrada, la edición es una maravilla y el surtido de sensaciones que ofrece es muy variado. Tenéis una amplia gama de géneros, que creo que es genial para salir también de vuestra zona de confort y leer de algunos donde, de otro modo, nunca os adentraríais.
En mi caso, cada noche me leía un relato, por lo que el mes que me duró esta antología fue muy estimulante. Creo que es uno de esos libros para degustar despacio, sorbo a sorbo, y dejarse llevar por sus historias y perderse en las distintas islas de este archipiélago de ensoñación.