Autor: Marc Levy
Páginas: 500
Año de edición: 2005
Género: Narrativa
Opinión personal
La historia que hoy os traigo está protagonizada por Lauren, una médico de urgencias que vive por y para su trabajo sin cabida a nada ni nadie más. Un día sufre un grave accidente de coche que la deja en coma. Tanto los médicos como la familia la mantienen con vida porque tienen la esperanza de que algún día despierte.
El otro protagonista es Arthur, un arquitecto que se muda al piso de Lauren, recién puesto en alquiler. Ambos coinciden en el apartamento y en seguida descubren que sólo él puede verla a ella. La chica es una especie de fantasma ya que ni siquiera puede coger ni tocar objetos, como si estuviera muerta.
Una vez pasado el gran susto se crea entre ambos una conexión especial, aunque chocan mucho debido al fuerte carácter de los dos. Pero la cosa toma un giro radical en el momento en el que son conscientes de que Lauren está en coma, no muerta, y su familia ha decidido desconectarla de las máquinas que la mantienen con vida. Comienza aquí una contrareloj.
Es una historia de amor entre una chica y un chico pero con alguna que otra peculiaridad. Es lo que le da el toque especial. El obstáculo de esta relación es la delicada y especial situación de ella. Arthur debe afrontar todo tipo de dificultades para conseguir que no paren esas máquinas.
A pesar de tratarse de una novela romántica me ha parecido una aventura entretenida y fresca. No cae en la ñoñería empalagosa. Es divertida, dentro del dramatismo de la historia. Lo mejor para mí es que no cae en el aburrimiento porque es dinámica y me ha mantenido expectante hasta su final.
El otro protagonista es Arthur, un arquitecto que se muda al piso de Lauren, recién puesto en alquiler. Ambos coinciden en el apartamento y en seguida descubren que sólo él puede verla a ella. La chica es una especie de fantasma ya que ni siquiera puede coger ni tocar objetos, como si estuviera muerta.
Una vez pasado el gran susto se crea entre ambos una conexión especial, aunque chocan mucho debido al fuerte carácter de los dos. Pero la cosa toma un giro radical en el momento en el que son conscientes de que Lauren está en coma, no muerta, y su familia ha decidido desconectarla de las máquinas que la mantienen con vida. Comienza aquí una contrareloj.
Es una historia de amor entre una chica y un chico pero con alguna que otra peculiaridad. Es lo que le da el toque especial. El obstáculo de esta relación es la delicada y especial situación de ella. Arthur debe afrontar todo tipo de dificultades para conseguir que no paren esas máquinas.
A pesar de tratarse de una novela romántica me ha parecido una aventura entretenida y fresca. No cae en la ñoñería empalagosa. Es divertida, dentro del dramatismo de la historia. Lo mejor para mí es que no cae en el aburrimiento porque es dinámica y me ha mantenido expectante hasta su final.