Antes de continuar, debo decir que no me leí ninguno de sus
libros, por lo que mi crítica no será desde ese cariño que puedan tener otros,
seguidores de la obra ya en sus inicios, sino fría y analítica, desde el más
absoluto desconocimiento como espectador o consumidor de un producto… partiendo
de la base de que, a estas alturas, ¿quién no ha oído ya o sabido acerca del
argumento de esta historia?
Dicho esto, voy al meollo…
La primera sensación que he tenido con estas películas es que
llego tarde. Generacionalmente
siento que estoy lejos de ese público infantil-juvenil al que va dirigido, por
lo que es imposible que a uno le toque la fibra en este sentido.
La historia en sí me ha parecido entretenida, tierna y
divertida (más al principio y al final que en el “durante”, dicho sea de paso).
La primera película de hecho es la más redonda y la que más magnetismo
consiguió despertarme, dándose a conocer el origen de una leyenda, la mágica
llegada al colegio Hogwarts, los entresijos y misterios de esos primeros pasos
en un ambiente desconocido, el contraste entre lo mundano y lo fantástico… En
pocas palabras: el encanto que destilan los comienzos en cualquier cuento.
Personalmente, la originalidad de la historia la contemplo de
una forma muy subjetiva y cogida con pinzas, y más que la historia, el contexto
en donde transcurre: elfos, duendes, trolls, gigantes, centauros, pegasos,
dragones y más criaturas, además de fantasmas, hombres-lobo, magos, brujos y un
sinfín de figuras míticas ensambladas en una misma cosa. Sin embargo, hay que
reconocer que, aunque ya muy trillado, es en el cómo está contado y no en lo qué
cuenta donde la cabeza pensante creadora de esta historia consigue imprimir ese
sello personal.
Respecto a los personajes, me he sentido dividido a lo largo
de las 8 películas.
Los personajes infantiles me parecieron algo decepcionantes.
Hermione y Ron, los inseparables amigos de nuestro
protagonista. Ya por el principio ella me pareció repelente y empalagosa; él
penoso, una caricatura andante incapaz de no esbozar muecas, esas muecas que
casi vergüenza ajena me causaban. Es cierto que luego la evolución en ellos es
palpable y mi antipatía disminuía con cada película. Aun así, tanto ellos como
los más secundarios entre los secundarios (Draco, los hermanos pelirrojos, el
torpe, el tímido y todo el elenco de niños) me parecieron demasiado forzados y
arquetípicos, a nivel interpretativo me refiero.
El más correcto o creíble en su papel: Harry.
Otra que me resultó coherente y realista es la chica rubia
platino que aparece más adelante a lo largo de la saga, que cuando habla parece
que esté ida. Esta también la salvaría de la quema.
Luego están los personajes adultos.
Un reparto de lujo digno a tener en cuenta. Todos muy
conseguidos y, pese al tono infantil de la obra, magistralmente caracterizados
en sus roles. Desde el director de la escuela hasta la rata de Ron (esbirro de
Voldemort), pasando por todo el profesorado. O John Hurt, ese referente de la
interpretación, el siempre memorable “Cuentacuentos” que luce en la portada de
este blog, que en esta ocasión encarna al misterioso vendedor de varitas
mágicas.
Prefiero al primer Dumbledore, esa especie de primo lejano de
Gandalf interpretado por el soberbio Richard Harris, pero bueno, esto ya es a
gusto personal.
Pero volvamos a las películas en sí…
Como decía, la primera me gustó, cuando todo comienza y esa
especie de narrador invisible nos muestra las bases de ese mundo. La segunda no
sorprende nada, dejándome un tanto indiferente, en el sentido de ser testigo de
un poco más de lo mismo.
Es en la tercera, “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”,
tal vez mi favorita, donde me siento más cómodo por ese toque frío, siniestro,
casi diría que gótico, con el que el director nos hace gala de su estilo
personal. Cuando vi que se trataba de Alfonso Cuarón lo comprendí rápido. Me
encantó por cierto la escena del autobús. Creo que es también en esa película
donde aparece la figura espectral de un ciervo de luz en mitad del bosque…
¿Alguien aquí vio “La princesa Mononoke”?
De ahí en adelante, cada película me parece peor que la
anterior, un declive progresivo (la penúltima la peor de todas: lenta, aburrida
e insufrible) hasta que uno llega a la última película de la saga, “Harry Potter
y las reliquias de la muerte - Parte 2”, donde todos los momentos tediosos
anteriores son recompensados con unas horas de verdadero disfrute, un
interesante final a la altura de un genial comienzo, haciendo que merezca la
pena haber aguantado hasta ver cerrado el círculo.
Si tuviese que puntuar cada película, algo innecesario e
igualmente apetecible, el resultado sería este:
8ª - Harry Potter y las Reliquias de la
Muerte – Parte 2: 8
Lo mejor:
- La ambientación y fotografía. Las panorámicas de
ensueño del castillo Hogwarts bajo esos cielos grises tan típicamente ingleses,
los dormitorios, la estación, las callejuelas del barrio mágico, el bosque,
etc.
- La BSO tan estupenda del maestro John Williams.
- El encanto de descubrir ese nuevo profesor cada
año de curso en Hogwarts.
- El final, nostálgico y entrañable.
Lo peor:
- La interpretación de la mayoría del reparto
infantil, mejorable con cada peli, pero pobre y deslucida. Si uno tira del
mundo del cine descubrirá cantidad de pequeños talentos que a veces dan mil
vueltas a actores adultos, por lo que no creo que sea algo exagerado esto que
señalo.
- Cero emociones o sentimientos que pudiera
transmitirme la historia. Sí entretenimiento, evasión, pero eso ya es otra
cosa.
- La penúltima película, se la podían haber
ahorrado.
- Esos pequeños detalles a lo largo de la obra,
algo ñoños o cursis, donde uno descubre sin sorpresa alguna la clara influencia
de una mujer tras la concepción de la historia (como ya me pasó una vez, aunque
no venga muy al caso, al leer un libro de Laura Gallego).
- Esos partidos de béisbol aéreo montados en
escoba.
En resumen ha sido una experiencia positiva y, pese a sus
numerosas taras, grata en el recuerdo. Nunca pensé que diría esto, pero echaré
de menos al amigo Harry.
Respecto a los libros, definitivamente no creo que los lea
nunca, pues no son el estilo de fantasía que me gusta, pero reconozco el mérito
de la autora. Ya solo por conseguir que legiones de adolescentes que nunca
antes simpatizaran con los libros, le cogieran ese gustillo al placer de leer… Señora Rowling,
me quito el sombrero.
Sin ánimo de spoilear, una curiosidad sí me asaltó por el
final, algo que se insinúa pero se deja ahí muy en el aire… ¿Es el profesor
Snape el verdadero padre de Harry, o solo una idea descabellada de esta cabecita
loca? ¿Qué opinan?
Se dan a entender ciertas cosas, y de hecho, puestos a hilar
fino, en la célebre escena de los padres, cuando son atacados y Harry no es más
que un bebé tras los barrotes de una cuna, el supuesto padre no aparece en la
secuencia por ningún lado, solo la madre y Snape.
Mis personajes favoritos a lo largo de la saga han sido estos:
¿Y los vuestros?