martes, 26 de mayo de 2020

La luz entre los océanos


Título: La luz entre los océanos
Director: Derek Cianfrance 
País: Estados Unidos
Año: 2016
Género: Drama



Opinión personal
Antes de hablaros sobre esta película querría matizar que no me suelen gustar las pelis románticas. Sin embargo, hay grandes historias de amor que me encantan. La luz entre los océanos es una de ellas.

Nos trasladamos a Australia en los años 20. Tom Sherbourne regresa del frente y decide aislarse del mundo aceptando el puesto de farero en una pequeña isla. Lo vivido en la guerra lo ha dejado traumatizado y huye de la sociedad. A su llegada a una pequeña localidad, próxima a esta isla, es recibido con amabilidad y hospitalidad. Unos días después, en una comida que se da en su honor, le es inevitable fijarse en Isabel Graysmark, una joven muy guapa.


Una vez instalado en la isla del faro, apartado del resto, la soledad es absoluta. No fue fácil encontrar un candidato para ese puesto, ya que pocos están preparados para una vida allí. Comienza a escribirse con esa chica, que le reconforta en ese aislamiento. En unos meses, en cuanto tiene oportunidad de volver al pueblo, le pide que se case con él para poder vivir juntos en esa isla. Ella acepta sin pensárselo.



Viven un sueño. Se aman con locura y no necesitan nada más. Ambos desean ser padres y este deseo truncará sus vidas para siempre. Isabel se queda embarazada en más de una ocasión, pero ningún embarazo llega a su fin.

Una mañana ven a lo lejos un bote. Acuden rápidamente y lo llevan a la orilla. En él descubren un cadáver junto a un bebé. La pareja decide adoptar a esa niña y enterrar el cuerpo que lo acompaña, sin decir nada a las autoridades. Dirán que es su hija. Será una decisión que les perseguirá siempre.


Basada en una novela, es una historia llena de emociones. El paisaje, la isla con ese faro, transmite a la perfección los sentimientos de esta pareja en todo momento. Comienza siendo una historia de amor pero, en su segunda parte, cambia el rumbo y se convierte en un drama. Hay decisiones que tomar y sus consecuencias afectan a todos. Me ha mantenido enganchada a la pantalla hasta el final y eso es lo que pido a una película.






lunes, 18 de mayo de 2020

La maldición de Hill House


Título: La maldición de Hill House
Director: Mike Flanagan
País: Estados Unidos
Año: 2018
Género: Serie


Opinión personal
Qué difícil hacer una reseña de algo cuando te ha gustado tanto. La serie que hoy os traigo, o más bien miniserie (de tan solo 10 capítulos), es de las que más me han gustado. Así que, aunque tarde, tenía que traérosla.

La historia comienza en el presente, poniéndonos en la piel de varios personajes, en su día a día. Cinco hermanos. Tres chicas y dos chicos. No están muy unidos que digamos, pues los reproches y las distintas formas de ver las cosas han ido distanciándolos. Sin embargo, una llamada de atención por parte de uno de ellos, hará que los hermanos se pongan en alerta. Al parecer la más pequeña está en apuros, la más sensible de todos; tras un tiempo yendo al psicólogo ha vuelto a recaer, volviendo a tener esas terribles pesadillas que ella siente como premonitorias.


Entonces los recuerdos de infancia comienzan a aflorar tras largo tiempo borrosos. Aquel año en Hill House, la vieja mansión que el padre de los chicos se pasó el verano intentando reparar, la casa que se suponía significaría una nueva oportunidad para la familia, una etapa de cambios, ilusiones y esperanzas... Y a la que, por causas de fuerza mayor o designios oscuros, jamás terminaron de sentirla como un hogar.





Y es que Hill House guardaba sus propios secretos, una gran mansión llena de enigmas, de preguntas que suscitaban respuestas imposibles de creer, como los sonidos al otro lado de las paredes, en el sótano, o las pesadillas que provocaban en los más pequeños de la familia, o esa puerta roja, en la parte más alta, cuya existencia era un misterio, pues no aparecía en los planos de la casa, esa puerta roja que permanecía cerrada y para la que no había llave. ¿Qué se escondía al otro lado?




La serie nos alterna presente, el día a día de los hermanos ya adultos (un presente gris y lleno de sinsabores), con pasado, el recuerdo de aquel verano cuando eran niños en Hill House; la que, en la actualidad, es considerada la casa encantada más famosa del país.
El caso es que, salvo los dos más pequeños (que vivieron cosas de forma más intensa y de algún modo quedaron marcados), el resto no la recuerda como una casa encantada ni reconoce ninguno de los sucesos paranormales que la prensa con los años le atribuye a la propiedad. El pasado es borroso, lleno de lagunas y recuerdos contradictorios, sin embargo, hay algo que los cinco sí recuerdan perfectamente: la noche en la que, a la desesperada y sin una explicación, su padre los condujo hasta el coche para no regresar jamás. Algo le ocurría a su madre, un ser frágil y cada vez más atormentado, algo que ni siquiera de adultos han llegado nunca a explicarse.



En la actualidad, como he dicho, algo sucede con la más pequeña de los hermanos, haciéndoles revivir momentos de infancia que creían olvidados. Parece de locos, pero después de largos años deshabitada y en ruinas, algo en la mansión de Hill House parece haber despertado, reclamando a sus antiguos dueños. La más pequeña de ellos parece el nexo de unión entre ambas realidades, la transmisora de voces de un pasado enterrado, la llave a esa puerta roja que siempre ha permanecido cerrada y que pone los pelos de punta a quienes se acercan a ella.




En anteriores ocasiones he comenzado a ver series supuestamente de terror, que si bien han empezado bien, resultando interesantes y prometedoras, al final las he acabado abandonando, decepcionándome mucho (como Penny Dreadful o American Horror Story). Sin embargo, esta miniserie, de tan solo 10 capítulos, me ha encantado. La recomiendo muchísimo. Y aunque tiene sus momentos de miedo, para los más aprensivos os diré que no es el meollo de la serie, sino la relación tan especial de los hermanos, fragmentada y llena de heridas en la actualidad, pero al mismo tiempo con un sentimiento de lealtad muy profundo.
Al margen del suspense que genera la serie, y de cómo nos enlaza cosas del presente con el pasado (respuestas que nos dejarán con la boca abierta, con ganas de saber más sobre las piezas de este rompecabezas), para mí su mayor encanto está en los personajes. Todos están muy trabajados, desde el hermano mayor, un escritor venido a menos, pasando por la hermana mayor, que trabaja en una funeraria, la hermana mediana, poseedora de un peculiar don (o casi más bien una maldición), hasta los dos más pequeños, los mellizos: él drogadicto, acabado, la decepción de los suyos; ella aquejada de pesadillas y de traumas que la persiguen desde niña.


No me encariñaba tanto de unos personajes desde que, hace más de 20 años, leí It, de Stephen King, el que a día de hoy sigue siendo mi libro favorito.
Tanto me ha gustado la serie, que quiero hacerme con el libro (de Shirley Jackson, gran referente del propio King) y leerlo; algo extraño en mí, que no suelo leer un libro después de haber visto su adaptación. De todas formas, según me han contado, la serie es una adaptación muy libre respecto al libro, así que por ahí bien, para que luego la historia sea más sorpresiva y nueva.




martes, 12 de mayo de 2020

Estudio en escarlata


Título: Estudio en escarlata
Autor: Arthur Conan Doyle
Páginas: 215
Año de edición: 2010
Género: Novela negra e intriga



Opinión personal
Con este libro he conocido a una de las parejas más famosas de la historia de la literatura. El doctor Watson, herido en la guerra de Afganistán y convaleciente de tifus, regresa a Inglaterra. Busca un piso donde instalarse y termina compartiendo habitaciones con el detective Sherlock Holmes en el famoso 221 B de Baker Street.


Watson queda maravillado por la personalidad de su compañero. Decide acompañarlo en uno de sus casos y cuanto más tiempo pasa junto a él, mayor es su fascinación. Las capacidades de Holmes podrían parecer sobrenaturales. Ve, oye y deduce de manera magistral.

La historia está contada por Watson, algo que me parece todo un acierto. Con ello, el autor consigue que el personaje de Holmes sea aún más misterioso, porque no está en su cabeza contando cada cosa que piensa, sino todo lo contrario, el lector es testigo al mismo tiempo que el narrador (Watson) de lo que va sucediendo. Es algo que me ha encantado.

Holmes es un tipo creído y con un ego enorme. Es consciente de sus capacidades y se siente muy orgulloso de sí mismo. A pesar de lo que se podría esperar, este personaje despierta en mí mucha simpatía. Me resulta muy divertido.


En este libro también he conocido a otros dos detectives muy famosos: Lestrade y Gregson, miembros de Scotland Yard. Holmes juega con ellos como quiere. Los utiliza para sacar información, descartar y quedarse con lo que le interesa, mientras ellos compiten por resolver cada caso antes que el contrario.

Del caso en sí no quiero contaros mucho. Descubren un cadáver en una casa abandonada. Las circunstancias que rodean al suceso hacen que los detectives de Scotland Yard se pierdan en sospechas y divagaciones. Y una segunda muerte hace que todo parezca carecer de sentido. Es por ello que recurren a Holmes, el único capaz de resolver un caso de este tipo. 

Me ha parecido una historia muy buena. El caso en sí consigue sorprenderme, pero yo me quedo con los personajes y el modo en el que se van desarrollando a lo largo de la trama. El libro se lee súper rápido. Es una lectura amena, fresca y adictiva. Por la manera en la que está escrito podría tratarse de un libro actual perfectamente. Tengo que seguir leyendo más sobre esta pareja tan pintoresca y divertida.





lunes, 4 de mayo de 2020

En el bosque, bajo los cerezos en flor


Título: En el bosque, bajo los cerezos en flor
Autor: Ango Sakaguchi
Páginas: 152
Año de edición: 2013
Género: Terror


Opinión personal
Muy buenass!! Ya estoy de vuelta. Echaba de menos esto, y a vosotros, sobre todo. ^^
El libro que hoy os traigo es una selección de tres relatos de un autor nipón, que al parecer fue muy polémico en su tiempo, criticado por unos, aclamado por otros. Publicados originalmente en los años 40, constituyen un ramillete representativo de su estilo romántico, grotesco y provocador. Paso a hablaros de cada uno un poco por encima.

-En el bosque, bajo los cerezos en flor. Un despiadado ladrón que se ha instalado en las montañas está sembrando el terror entre los viajeros, aquellos que osan atravesar un misterioso bosque de cerezos. Y es en este bosque, en el cual a veces ocurren cosas extrañas, donde este rufián sin escrúpulos cae rendido ante los encantos de una bella y enigmática mujer. Embrujado por su hermosura, el ladrón la colmará de oro y joyas, pero no será suficiente, pues saciar los perversos instintos de esta femme fatale lo acabará precipitando a una espiral de violencia, locura y muerte.


Tiene un punto de erotismo, mezclado con ese toque de superchería, esa de la que beben las leyendas del antiguo Japón, un punto poético y la vez macabro, fusionando lo bello y casi onírico con lo grotesco y descarnado.
Es el que da nombre al libro, y quizá el más conocido del autor (según tengo entendido hay hasta una adaptación al cine, de la que no puedo opinar porque no he visto), pero no por ello el que más me ha gustado.


-La princesa Yonaga y Mimio. En este relato un noble decide obsequiar a su joven hija con un regalo especial para su cumpleaños: la talla de un buda. Para ello, contrata los servicios de los tres mejores carpinteros del país, los de más renombre. Uno de ellos, ya anciano y enfermo, manda en su lugar a Mimio, su alumno mejor preparado.
Una vez presentados sus respetos, los tres carpinteros se instalan alrededor de la mansión, en diversas cabañas entre sus amplios jardines.
Rápidamente, Mimio, nuestro protagonista, empieza a sentir una irresistible atracción hacia la princesa, pero esta no hace más que despreciarlo y humillarlo constantemente. Una joven fría y cruel que, tras su sonrisa angelical, parece disfrutar del sufrimiento ajeno. E inspirado por su sonrisa, Mimio empieza a trabajar en un buda que, con el paso del tiempo, resultará muy diferente a lo que se espera de esta escultura. Una obra que dejará a todos sin palabras, y que tendrá un papel importante en el transcurso de futuros acontecimientos.

"Alrededor de la cabaña crecían hierbas salvajes que servían de cobijo a las serpientes. Las más incautas entraban tranquilamente en el interior. Yo las atrapaba, las abría en canal y las estrujaba para beberme su sangre mientras aún coleaban. Después colgaba los restos de las culebras del techo y rogaba para que su espíritu vengativo me poseyera, y poseyera también mi trabajo."

De los tres relatos, creo que fue el que más me gustó. Y al mismo tiempo, curiosamente el personaje de la princesa Yonaga me pareció el más odioso del libro.

-El Gran Consejero Murasaki. En este último conocemos a Murasaki, un aristócrata gordinflón y lujurioso, que regresa por el campo camino a casa. De vuelta de una de sus correrías, de casualidad encuentra una flauta entre la hierba. Pero este no es un instrumento corriente, pues al tocarlo y hacerlo sonar, una de las doncellas de la princesa de la luna se le presenta. Al parecer, estando a su cargo, a la esbelta mujer se le perdió, y le suplica a Murasaki que se la devuelva antes de que su señora la eche en falta.
Hechizado por la elegancia de la inmortal doncella, el lascivo consejero recurre al chantaje para llevársela a su terreno, haciéndole falsas promesas.

.....

El libro termina con un interesante epílogo, en donde se nos cuenta un poco acerca de la singular vida de Ango Sakaguchi. Un autor que trascendió casi más por sus ensayos, inconformistas y provocadores, que por sus relatos, convirtiéndose en uno de los autores más célebres de posguerra. Como intelectual de su época, también uno de los más críticos, viniendo a desmontar los estandartes más sagrados de su país, arremetiendo contra ese arraigo cultural supuestamente impuesto por el gobierno desde tiempos remotos.

"Desde su punto de vista, la decadencia de Japón era absolutamente necesaria para re-humanizarlo, para derruir falsos mitos construidos, en realidad, en un pasado mucho más reciente de lo generalmente admitido, devolviendo así al hombre japonés su esencia real como ciudadano del mundo. Como persona, con necesidades y urgencias humanas que cubrir, y no como una especie de ente mítico, sacrificado y espiritual, eternamente predispuesto, voluntariamente, a la muerte antes que al deshonor. Los jóvenes pilotos kamikaze, como antes los samuráis o los ronin prestos al seppuku, elegían la muerte, según Ango, no voluntaria y valerosamente, movidos por un ethos patriótico esencial, inextricablemente unido a su alma... Sino por miedo a la vergüenza impuesta por el prejuicio social y cultural de su entorno. Su sacrificio no era producto del valor, sino del miedo. No eran héroes, sino víctimas."

.....

Si algo tienen en común estas tres historias es ese toque a cuento tradicional, el de antaño, ese que carecía de final feliz, aquel que fascinaba por su pizca de sensualidad y de crudeza. Otro elemento que comparten es el de los personajes amorales, perversos y crueles; en el caso de los dos primeros relatos, el de la figura de la mujer bella que se vale de sus encantos para manipular y someter a los desdichados que caen en sus redes.

Y después de todo esto, ¿qué me ha parecido?
Bueno, no sé, creo que esperaba más de este libro. Puede que las altas expectativas me jugaran una mala pasada; lo que no significa que a otros os pueda gustar más o hasta encantar. No digo que sea un mal libro, los relatos se dejan leer, entretienen, pero no hubo ninguno que me entusiasmara. Por otro lado, ellas son tan malas malísimas que casi me parecieron irreales, sacándome en algún momento de su lectura.
Por lo demás, es cortito y se lee rápido. Y como siempre me gusta sacar algo positivo de toda lectura que pasa por mis manos, al menos me llevo ese interesante punto de vista del epílogo de un Japón que creemos conocer ya de sobra pero que, como todo, tiene muchas capas.





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