Autor: Ray Bradbury
Páginas: 285
Año de edición: 2002
Género: Fantástico, Ciencia ficción
Ya terminó la Feria del Libro de aquí de Sevilla. Tengo que decir que disfruté mucho de los dos días en los que estuve firmando ejemplares. Desde aquí aprovecho para agradecer a los que os pasasteis a saludarme, espero que disfrutéis mucho de cualquiera de mis dos libros. Subí algunas fotos a mi facebook de autor, por si sentís curiosidad:
https://www.facebook.com/juanmanuelpenaterodriguez/
Y dicho esto, pasemos a la reseña que hoy os traigo...
Opinión personal
No sé si os pasará igual, pero se me agolpan las reseñas pendientes. Me agraden más o menos los libros leídos, siempre me gusta darles cabida, contaros qué me han parecido e intentar no dejarme ninguno atrás (aunque no siempre lo consiga).
Este lo leí hace como dos meses, se trata de una antología de relatos, y mi primera incursión con este autor al que tanto me apetecía acercarme.
En el mismo prólogo conoceremos a El hombre ilustrado (no sé por qué, imaginé que el título hacía referencia a un hombre culto, leído, aunque nada más lejos de la realidad). El narrador nos habla de su encuentro con El hombre ilustrado, un tipo extraño con el cuerpo tatuado de pies a cabeza. Este a su vez le cuenta cómo una bruja que asegura viajar por el tiempo predice su futuro y, en una sola noche, le hace semejante trabajito en la piel.
Cada una de las ilustraciones de su cuerpo están hechas con unos colores rabiosos y un realismo que, cuando uno se queda mirándolas, dan la sensación de cobrar vida, creando escenas en movimiento.
En la cabecera de un episodio de Los Simpsons (un especial de Halloween) sale a modo de guiño:
Cada tatuaje o ilustración de este singular hombre cuenta una historia, la excusa perfecta para formar una antología de relatos (una fórmula que me recordó a Libros de sangre, de Clive Barker, relatos divididos en varios tomos, de los que guardo mejor recuerdo y cuya reseña del primer libro tenéis pinchando aquí).
Salvo ese nexo que los une a través del prólogo, los 18 relatos que componen este libro son independientes unos de otros, con la temática en común de los viajes a Marte, el espacio, la conquista de otros planetas, invasiones alienígenas y cosas por el estilo.
De las 18 historias que componen este libro, los que más me han gustado han sido principalmente dos:
-Calidoscopio. En este cuentito empezamos asistiendo a la desintegración de una tripulación. Es decir, cuatro o cinco tripulantes que formaban un equipo espacial que, tras escapar de la explosión de su nave (se intuye, porque aparecen ya directamente cayendo al vacío), viajan a gran velocidad por la ingravidez del cosmos. Escuchamos la desesperada y delirante conversación que mantienen por la frecuencia de sus auriculares mientras van separándose sin remedio en distintas direcciones, conscientes de las diferentes muertes posibles que les aguardan, con las reservas de oxígeno casi agotadas en sus trajes de astronauta.
Es un relato original y angustioso que, solo por el último párrafo, que hace que te replantees cierto punto de vista, merece mucho la pena.
-El zorro y el bosque. Este es mi relato favorito del libro, sobre todo por el final tan bueno que tiene. Son los años 30, y nos encontramos con un matrimonio que pasa sus vacaciones en México. Unas vacaciones especiales, pues han venido en una máquina del tiempo. Pero el contrato que firmaron para poder viajar en el tiempo les obliga a volver a su época pasados unos días. Como no les gusta su presente (en el futuro), se mezclan entre la gente con la esperanza de pasar desapercibidos y quedarse en ese tiempo, intuyendo que, de seguro, ya hayan mandado agentes secretos para ir en su busca y traerlos de vuelta. Es la típica historia que daría para una novela.
Otros que también me gustaron (no tanto como los otros dos, quizá en menor medida, pero dignos de destacar) son:
-La larga lluvia. En él se nos habla de una expedición de militares (los pocos que quedan ya) que se abre paso por una selva de Venus. Según se nos cuenta, en Venus nunca para de llover, una lluvia intensa que cala todo lo que toca, haciendo que las cosas pierdan hasta el color, las plantas crecen, se marchitan rápido, y nuevas plantas crecen en su lugar. En tales circunstancias, los humanos han construido colonias especiales que usan como refugios y centros de operaciones, pero algo extraño ha ocurrido que parece que una especie invasora se está dedicando a destruirlas, dejando a los humanos a merced de esta lluvia desquiciante.
La expedición va a un enclave lejano a averiguar que está pasando, esperanzados en encontrar un techo bajo el que resguardarse, pero caminan y caminan sin hallar nada, nada más que selva, y un hombre tras otro van cayendo antes de completar la misión, la lluvia, imparable día y noche, hace que muchos enloquezcan y mueran agotados, sin fuerzas.
Es una de esas historias que, aunque en principio dan la impresión de no llegar a ninguna parte, solo por la angustia que transmiten merece la pena.
-La hora cero. Algo oscuro se cierne sobre nuestro planeta. Se acerca el momento final para la humanidad, y solo en los niños parece estar la clave para que esto suceda. Tras un, en apariencia, inofensivo juego de niños, se esconde algo terrible, algo que ni sus padres imaginarían ni en la peor de sus pesadillas.
El estilo narrativo del autor me ha gustado. No es enrevesado ni complejo. Se lee bien y plantea ideas curiosas. Se nota la época en la que está escrito, las historias futuristas que cuenta tienen esa estética tan retro... Es como esas historias ambientadas en el futuro que proyectaban en los autocines americanos allá por los años 50, algo que me resulta gracioso a la par que entrañable. Sin embargo, al margen de este toque nostálgico, qué queréis que os diga, la ciencia ficción es un género que me cuesta un pelín.
Que dos relatos me hayan encantado, otros dos me hayan gustado, sin más, y el resto, aunque estén bien, me hayan pasado sin pena ni gloria, de 18 que son, no es un buen promedio. Tal vez, y solo tal vez, el problema haya sido mío. Quizá si lo hubiese leído hace 10 o 15 años me hubiera llegado más. No lo sé.
En definitiva, ¿lo recomiendo? Solo a los que disfrutéis del género de ciencia ficción. A mí tanto marciano, cohetes y viajes a otros planetas se me hizo un tanto repetitivo. Aunque no descarto leer más de este célebre autor, no creo que vuelva a él en una larga temporada.
Este lo leí hace como dos meses, se trata de una antología de relatos, y mi primera incursión con este autor al que tanto me apetecía acercarme.
En el mismo prólogo conoceremos a El hombre ilustrado (no sé por qué, imaginé que el título hacía referencia a un hombre culto, leído, aunque nada más lejos de la realidad). El narrador nos habla de su encuentro con El hombre ilustrado, un tipo extraño con el cuerpo tatuado de pies a cabeza. Este a su vez le cuenta cómo una bruja que asegura viajar por el tiempo predice su futuro y, en una sola noche, le hace semejante trabajito en la piel.
Cada una de las ilustraciones de su cuerpo están hechas con unos colores rabiosos y un realismo que, cuando uno se queda mirándolas, dan la sensación de cobrar vida, creando escenas en movimiento.
En la cabecera de un episodio de Los Simpsons (un especial de Halloween) sale a modo de guiño:
(De izquierda a derecha tenemos a Lovecraft, Poe, Bradbury, El hombre ilustrado, Matheson...)
Cada tatuaje o ilustración de este singular hombre cuenta una historia, la excusa perfecta para formar una antología de relatos (una fórmula que me recordó a Libros de sangre, de Clive Barker, relatos divididos en varios tomos, de los que guardo mejor recuerdo y cuya reseña del primer libro tenéis pinchando aquí).
Salvo ese nexo que los une a través del prólogo, los 18 relatos que componen este libro son independientes unos de otros, con la temática en común de los viajes a Marte, el espacio, la conquista de otros planetas, invasiones alienígenas y cosas por el estilo.
De las 18 historias que componen este libro, los que más me han gustado han sido principalmente dos:
-Calidoscopio. En este cuentito empezamos asistiendo a la desintegración de una tripulación. Es decir, cuatro o cinco tripulantes que formaban un equipo espacial que, tras escapar de la explosión de su nave (se intuye, porque aparecen ya directamente cayendo al vacío), viajan a gran velocidad por la ingravidez del cosmos. Escuchamos la desesperada y delirante conversación que mantienen por la frecuencia de sus auriculares mientras van separándose sin remedio en distintas direcciones, conscientes de las diferentes muertes posibles que les aguardan, con las reservas de oxígeno casi agotadas en sus trajes de astronauta.
Es un relato original y angustioso que, solo por el último párrafo, que hace que te replantees cierto punto de vista, merece mucho la pena.
-El zorro y el bosque. Este es mi relato favorito del libro, sobre todo por el final tan bueno que tiene. Son los años 30, y nos encontramos con un matrimonio que pasa sus vacaciones en México. Unas vacaciones especiales, pues han venido en una máquina del tiempo. Pero el contrato que firmaron para poder viajar en el tiempo les obliga a volver a su época pasados unos días. Como no les gusta su presente (en el futuro), se mezclan entre la gente con la esperanza de pasar desapercibidos y quedarse en ese tiempo, intuyendo que, de seguro, ya hayan mandado agentes secretos para ir en su busca y traerlos de vuelta. Es la típica historia que daría para una novela.
Otros que también me gustaron (no tanto como los otros dos, quizá en menor medida, pero dignos de destacar) son:
-La larga lluvia. En él se nos habla de una expedición de militares (los pocos que quedan ya) que se abre paso por una selva de Venus. Según se nos cuenta, en Venus nunca para de llover, una lluvia intensa que cala todo lo que toca, haciendo que las cosas pierdan hasta el color, las plantas crecen, se marchitan rápido, y nuevas plantas crecen en su lugar. En tales circunstancias, los humanos han construido colonias especiales que usan como refugios y centros de operaciones, pero algo extraño ha ocurrido que parece que una especie invasora se está dedicando a destruirlas, dejando a los humanos a merced de esta lluvia desquiciante.
La expedición va a un enclave lejano a averiguar que está pasando, esperanzados en encontrar un techo bajo el que resguardarse, pero caminan y caminan sin hallar nada, nada más que selva, y un hombre tras otro van cayendo antes de completar la misión, la lluvia, imparable día y noche, hace que muchos enloquezcan y mueran agotados, sin fuerzas.
Es una de esas historias que, aunque en principio dan la impresión de no llegar a ninguna parte, solo por la angustia que transmiten merece la pena.
-La hora cero. Algo oscuro se cierne sobre nuestro planeta. Se acerca el momento final para la humanidad, y solo en los niños parece estar la clave para que esto suceda. Tras un, en apariencia, inofensivo juego de niños, se esconde algo terrible, algo que ni sus padres imaginarían ni en la peor de sus pesadillas.
El estilo narrativo del autor me ha gustado. No es enrevesado ni complejo. Se lee bien y plantea ideas curiosas. Se nota la época en la que está escrito, las historias futuristas que cuenta tienen esa estética tan retro... Es como esas historias ambientadas en el futuro que proyectaban en los autocines americanos allá por los años 50, algo que me resulta gracioso a la par que entrañable. Sin embargo, al margen de este toque nostálgico, qué queréis que os diga, la ciencia ficción es un género que me cuesta un pelín.
Que dos relatos me hayan encantado, otros dos me hayan gustado, sin más, y el resto, aunque estén bien, me hayan pasado sin pena ni gloria, de 18 que son, no es un buen promedio. Tal vez, y solo tal vez, el problema haya sido mío. Quizá si lo hubiese leído hace 10 o 15 años me hubiera llegado más. No lo sé.
En definitiva, ¿lo recomiendo? Solo a los que disfrutéis del género de ciencia ficción. A mí tanto marciano, cohetes y viajes a otros planetas se me hizo un tanto repetitivo. Aunque no descarto leer más de este célebre autor, no creo que vuelva a él en una larga temporada.