Director: Roman Polanski
País: Francia
País: Francia
Año: 2013
Género: Comedia negra, Drama
Opinión personal
Nos encontramos con un trabajo personalísimo de Roman Polanski, aclamado director, y también con fama de polémico. Según me he informado, esta película es una particular adaptación (a partir del texto de David Ibes) de la novela más famosa del escritor austriaco Leopold von Sacher-Masoch, que al parecer está basada en su propia vida y experiencias.
Sin embargo, confieso que cuando la vi no sabía ni de qué iba; como mejor se disfrutan las cosas. Y tengo que decir que me ha sorprendido gratamente.
Todo empieza en una noche de tormenta.
En la soledad de un teatro, Thomas, el autor de la adaptación de la polémica obra de Sacher, es decir, el encargado de llevar al teatro "La Venus de las pieles", se lamenta tras un largo día de audiciones a actrices que se han presentado para el casting. Según su criterio, todas las candidatas son bastante mediocres y ninguna da la talla para el papel principal.
Habiéndose ido ya todos, termina de meter unos papeles en su maletín. Se dispone a marcharse cuando, de improviso, una mujer entra en el teatro en el último momento.
La recién llegada, mojada por la lluvia, apresurada al acudir a contrarreloj, dice venir para la audición. Thomas le informa que terminó hace rato, que ya se iba, y que si quiere puede venir otro día, pues habrá más audiciones en el futuro; es tarde, está cansado, ha sido un día duro y lo esperan en casa. Pero la desconocida insiste en que le dé una oportunidad, alegando traer la ropa para la representación, y que ha ensayado mucho. Tal es la insistencia, que le concede unos minutos, luego se acabó.
Así pues, poniéndola a prueba, le indica una escena al azar de la obra y, dándole paso con una frase del guión, se ponen manos a la obra.
A ojos de Thomas, la mujer no da el perfil que busca. Por el contrario Vanda, que es como se llama, es un torbellino de energía y representa todo lo que él detesta: es vulgar, atolondrada y no retrocedería ante nada para obtener el papel. No obstante, es interpretar al personaje y, para asombro de Thomas, Vanda se transforma completamente. Él queda perplejo y cautivado, pues encarna a la perfección el personaje que este siempre ha tenido en mente y, a diferencia de las otras candidatas que han pasado por allí, se conoce el guión de memoria.
Cuando terminan de interpretar la escena, Thomas queda desconcertado, pues si el personaje femenino al que ella interpreta es encantador, delicado, sensual, magnético... cuando Vanda vuelve a ser ella nada tiene que ver con la de antes, produciéndose una completa metamorfosis. Por el contrario es descarada, impertinente, y para colmo pone en tela de juicio no solo su personaje, sino toda la obra, catalogándola de mal gusto.
¿Qué hace perdiendo el tiempo con esta mujer?, se pregunta Thomas, que hace rato debería haberse marchado. Sin embargo, pese a las discrepancias, a lo diferente que contemplan la obra una y otro, pese a la irritación que ella le produce, al mismo tiempo es incapaz de negar lo innegable, y rindiéndose a las evidencias, reconoce para sus adentros que la mujer parece haber nacido para encarnar el personaje principal de la obra.
Conforme van interpretando más escenas, reafirmando Thomas su teoría de que ella es la Venus que estaba buscando, el coqueteo y la tensión sexual se hacen palpables.
Realmente el encanto de esta película reside en el hecho de que él empieza a enamorarse, pero no de la persona, sino del personaje idealizado que tiene en mente, al que ella, durante unos minutos, interpreta, metiéndose en su piel con intermitencia; ahora es Vanda, la deslenguada, la que consigue sacarlo de sus casillas, ahora es la Venus de las pieles, la que lo embelesa y lo hace olvidarse incluso de que están en un teatro interpretando.
Qué queréis que os diga, tenía todos los ingredientes para que me sorprendiera y me acabara encantando. Para empezar transcurre en un solo sitio, un teatro, uno de esos lugares que rezuman magia por cada uno de sus rincones; transcurre todo en la misma noche; ya sabéis lo que adoro las historias con pocos personajes, y por pocos esta solo tiene dos; encima él es un actor que ya conozco de otras pelis, y a pesar de su aspecto menudo, tan poquita cosa, se mete tanto en sus personajes, los hace tan suyos y con tanta intensidad, que me lo creo, consiguiendo que viva cualquier película que haga, no por nada es uno de mis actores franceses favoritos.
Y luego, cómo no, la trama tan original, donde los protas empiezan a jugar a un peligroso juego de seducción donde la línea que separa las fantasías de las decepciones, o la interpretación de la vida real, cada vez es más fina, provocando en el espectador un permanente halo de inquietud. La película entra en un in crescendo que, a mí por lo menos, me mantuvo hipnotizado hasta saber cómo acaba todo. No se la recomendaría a cualquiera, pero sí a aquellos que busquéis algo interesante que se salga de lo convencional, de lo políticamente correcto o lo puramente comercial.
Sin embargo, confieso que cuando la vi no sabía ni de qué iba; como mejor se disfrutan las cosas. Y tengo que decir que me ha sorprendido gratamente.
Todo empieza en una noche de tormenta.
En la soledad de un teatro, Thomas, el autor de la adaptación de la polémica obra de Sacher, es decir, el encargado de llevar al teatro "La Venus de las pieles", se lamenta tras un largo día de audiciones a actrices que se han presentado para el casting. Según su criterio, todas las candidatas son bastante mediocres y ninguna da la talla para el papel principal.
Habiéndose ido ya todos, termina de meter unos papeles en su maletín. Se dispone a marcharse cuando, de improviso, una mujer entra en el teatro en el último momento.
La recién llegada, mojada por la lluvia, apresurada al acudir a contrarreloj, dice venir para la audición. Thomas le informa que terminó hace rato, que ya se iba, y que si quiere puede venir otro día, pues habrá más audiciones en el futuro; es tarde, está cansado, ha sido un día duro y lo esperan en casa. Pero la desconocida insiste en que le dé una oportunidad, alegando traer la ropa para la representación, y que ha ensayado mucho. Tal es la insistencia, que le concede unos minutos, luego se acabó.
Así pues, poniéndola a prueba, le indica una escena al azar de la obra y, dándole paso con una frase del guión, se ponen manos a la obra.
A ojos de Thomas, la mujer no da el perfil que busca. Por el contrario Vanda, que es como se llama, es un torbellino de energía y representa todo lo que él detesta: es vulgar, atolondrada y no retrocedería ante nada para obtener el papel. No obstante, es interpretar al personaje y, para asombro de Thomas, Vanda se transforma completamente. Él queda perplejo y cautivado, pues encarna a la perfección el personaje que este siempre ha tenido en mente y, a diferencia de las otras candidatas que han pasado por allí, se conoce el guión de memoria.
Cuando terminan de interpretar la escena, Thomas queda desconcertado, pues si el personaje femenino al que ella interpreta es encantador, delicado, sensual, magnético... cuando Vanda vuelve a ser ella nada tiene que ver con la de antes, produciéndose una completa metamorfosis. Por el contrario es descarada, impertinente, y para colmo pone en tela de juicio no solo su personaje, sino toda la obra, catalogándola de mal gusto.
¿Qué hace perdiendo el tiempo con esta mujer?, se pregunta Thomas, que hace rato debería haberse marchado. Sin embargo, pese a las discrepancias, a lo diferente que contemplan la obra una y otro, pese a la irritación que ella le produce, al mismo tiempo es incapaz de negar lo innegable, y rindiéndose a las evidencias, reconoce para sus adentros que la mujer parece haber nacido para encarnar el personaje principal de la obra.
Conforme van interpretando más escenas, reafirmando Thomas su teoría de que ella es la Venus que estaba buscando, el coqueteo y la tensión sexual se hacen palpables.
Realmente el encanto de esta película reside en el hecho de que él empieza a enamorarse, pero no de la persona, sino del personaje idealizado que tiene en mente, al que ella, durante unos minutos, interpreta, metiéndose en su piel con intermitencia; ahora es Vanda, la deslenguada, la que consigue sacarlo de sus casillas, ahora es la Venus de las pieles, la que lo embelesa y lo hace olvidarse incluso de que están en un teatro interpretando.
Qué queréis que os diga, tenía todos los ingredientes para que me sorprendiera y me acabara encantando. Para empezar transcurre en un solo sitio, un teatro, uno de esos lugares que rezuman magia por cada uno de sus rincones; transcurre todo en la misma noche; ya sabéis lo que adoro las historias con pocos personajes, y por pocos esta solo tiene dos; encima él es un actor que ya conozco de otras pelis, y a pesar de su aspecto menudo, tan poquita cosa, se mete tanto en sus personajes, los hace tan suyos y con tanta intensidad, que me lo creo, consiguiendo que viva cualquier película que haga, no por nada es uno de mis actores franceses favoritos.
Y luego, cómo no, la trama tan original, donde los protas empiezan a jugar a un peligroso juego de seducción donde la línea que separa las fantasías de las decepciones, o la interpretación de la vida real, cada vez es más fina, provocando en el espectador un permanente halo de inquietud. La película entra en un in crescendo que, a mí por lo menos, me mantuvo hipnotizado hasta saber cómo acaba todo. No se la recomendaría a cualquiera, pero sí a aquellos que busquéis algo interesante que se salga de lo convencional, de lo políticamente correcto o lo puramente comercial.