Título: La merienda en el bosque
Autor: Akiko Miyakoshi
Páginas: 36
Año de edición: 2013
Género: Infantil
Opinión personal
Una mañana, al despertar, la pequeña Kiko mira por la ventana y descubre que un hermoso manto blanco lo cubre todo. Su padre sale temprano hacia casa de la abuela, para limpiar la nieve del techo.
Pero se olvidó el rico pastel que su madre le preparó a la abuela. Entonces Kiko decide llevárselo, siguiendo las huellas de su padre sobre la nieve. Para llegar a casa de la abuela deberá cruzar el bosque sola.
Más adelante, en su camino, ve a lo lejos a un hombre acercándose a una casa. ¿Será su padre? ¿Y qué hace en esa casa que nunca antes había visto?
Para su asombro, descubre que la casa está llena de animales que se preparan para merendar. Muy amables y gentiles, la invitan a quedarse, a sentarse a la mesa con ellos y participar de la merienda.
Hace tiempo, cuando me daba por visitar las librerías (más a menudo que últimamente), tenía la costumbre de pasarme por la sección de Infantil y hojear cuentos ilustrados. Hay algunos por ahí que son verdaderas joyas. Y curioseando una de esas veces, descubrí de casualidad a esta autora japonesa. Según he visto, tiene obras maravillosas, pero de entre sus varios títulos, La merienda en el bosque fue el que más me llamó la atención.
La narración está cargada de sencillez y pureza. Y las ilustraciones (la mayoría a doble página, dibujadas a carboncillo) son una auténtica delicia.
En esta especie de Caperucita Roja 2.0, en el bosque no hay lobo feroz ni seres malvados. Por el contrario, los animales aquí son afables y cariñosos, enseñándonos el respeto por la vida, sea cual sea su especie.
Debo decir que es un cuentito donde la imaginación y la sensibilidad rebosan encanto y calidez, con esa magia propia que tienen los sueños, donde todo es posible. Si no le puse más nota es porque es muy corto. En cualquier caso, es una obra encantadora muy recomendada para los niños y para esos mayores que, como yo, les gusta atesorar algún que otro cuento especial, diferente, en su colección personal. Un librito para recrearse y volver a él de cuando en cuando una y otra vez.
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