La casa de la esperanza

 

Título: La casa de la esperanza

Director: Niki Caro

País: Estados Unidos

Año: 2017

Género: Drama

Opinión personal

Esta película cuenta una de tantas historias que tuvieron lugar durante el nazismo. A pesar de ser un tema muy trillado y pueda parecer que todo está contado, siempre me sorprendo cuando conozco la vida de personas que fueron víctimas de esta barbarie.

En este caso, los protagonistas de esta historia son Jan y Antonina Zabinski, dueños del zoo de Varsovia. Ambos eran amantes de los animales y se desvivían por ellos. Antonina tenía una sensibilidad extrema que conseguía que conectara con cada uno de los seres que residían en el zoo. 

El matrimonio vivía con su hijo en el recinto y eran muy felices dedicando todo su tiempo al cuidado de todo.

Los rumores sobre la invasión nazi en Polonia cada vez eran más fuertes, pero ellos siguieron adelante con su trabajo diario manteniendo la rutina, sin imaginar jamás que sus vidas se verían truncadas por completo. Un día se despertaron con el estruendo de las bombas, que hicieron añicos las instalaciones y acabaron con la vida de muchos animales.

Desesperados, fueron inmediatamente al rescate de los animales, salvando a todos los que pudieron. Incluso recorrieron la ciudad porque muchos habían escapado atemorizados. Y tras la catástrofe se pusieron manos a la obra, arreglando desperfectos e instalando de nuevo a los animales que se salvaron.

Pero unos días después llegaron los nazis y se instalaron en el zoo. Se hicieron lo amos de todo y, al poco, se llevaron los ejemplares más exóticos y en mejores condiciones al zoo de Alemania.

En las semanas siguientes muchos amigos del matrimonio eran arrestados y llevados a un gueto. Los judíos empezaban a ser perseguidos, desprovistos de toda propiedad y separados de sus familias. Jan y Antonina estaban destrozados y decidieron esconder en su casa a los amigos más cercanos. Dormirían de día y vivirían de noche una vez los nazis se fueran a descansar. 

Y así es como nace la Casa de la Esperanza. Al final, ese grupo de amigos más cercano se convierte en todo aquel judío que podían ayudar y acoger. Pasaban decenas de ellos por esa casa, a escondidas de los nazis. Consiguieron que los alemanes permitieran que el zoo continuase como criadero de cerdos y además, mediante un pase especial, podrían ir al gueto a por la basura que serviría para alimentar a los porcinos. Todo estaba hilado a la perfección. Jan iba cada día con su camión y estaba autorizado a entrar y salir del gueto. De manera que entre cubo y cubo de basura, metía a cada judío que podía. Los sacaba de allí y los tenía escondidos en su casa hasta poder darle una salida con pasaporte nuevo e incluso un nuevo look para no levantar sospechas.

Desde luego para mí, estas personas que se implicaron y se jugaron la vida por la de otros son los verdaderos protagonistas del holocausto, después de las propias víctimas, por supuesto. 

Me parece algo tan extraordinario. Tantas y tantas personas que ayudaron a salvar vidas cuando pudieron elegir. Nunca dejaré de sorprenderme al conocer historias como esta y tantas otras.

A esta historia hay que añadir un ingrediente novedoso para mí, que son los animales. Me conmueve muchísimo ver como mueren o huyen atemorizados. Es un contenido que añade aún más tragedia a la situación. El matrimonio transmite en todo momento amor por los animales y he empatizado totalmente.

Los papeles principales están interpretados muy bien. Jessica Chastain, como siempre, está superior. Esta mujer es magia en la pantalla. Daniel Brühl también está espectacular en su papel de nazi. Interpreta a un amigo de la pareja, que hace de intermediario con los alemanes, y termina siendo un tirano.

Basada en hechos reales (además de ser la adaptación de un libro), esta película ha conseguido mostrarme un escenario nuevo en una época llevada al cine en numerosas ocasiones. He de decir que no incide en el sufrimiento extremo. Se centra más en el día a día del zoo y en la salvación de tantos judíos que llevaron a cabo. Eso sí, el fondo es el que es, por lo que no deja de ser duro en ocasiones. Considero necesario que no se dejen de contar estas historias, porque jamás debemos olvidar lo que ocurrió. Nunca será suficiente.