La niña perdida

Título: La niña perdida

Autor: Elena Ferrante

Páginas: 538

Año de edición: 2015

Género: Narrativa

Opinión personal

Esta novela es la cuarta y última entrega de una saga que permanecerá grabada en mi memoria para toda la vida. Con ella he conocido un humilde barrio de Nápoles, donde la ley del más fuerte impera y las mujeres viven en un segundo plano. A pesar de que no todos los vecinos son de mi agrado, ahora tras terminar el último libro recuerdo la primera vez que leí algo de cada uno de ellos, y cómo he ido conociéndolos a todos con el paso de los años. En cierta manera, les he cogido cariño incluso a los que he llegado a odiar durante mi lectura. Y es que todos son esenciales en esta maravillosa historia. Sin malos no habría buenos y ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos.

Parece mentira que todo empezara con dos niñas jugando a las muñecas. Dos niñas cuyas vidas quedan ligadas para siempre. Con sus idas y venidas, pero siempre unidas por un sentimiento de amor-odio. Esas niñas crecen juntas aunque toman rumbos distintos. Mientras una se casa antes de terminar los estudios y es madre en breve, la otra se desarrolla intelectualmente, consigue salir del barrio y termina siendo una escritora de éxito. Pero a pesar de todo, terminan viviendo en el mismo edificio, una encima de la otra. Los hijos de ambas crecen juntos, pero un trágico suceso lo cambiará todo. 

Qué duro debió ser nacer mujer en aquella época y en el entorno en el que crecen las protagonistas. A lo largo de los cuatro libros tiene gran peso el papel fundamental de la mujer. Pilar de cada casa, aunque de manera silenciosa. Sufridoras por imposición. Qué difícil compaginar la vida laboral con la familiar. Les hicieron creer que lo más importante para ellas era casarse y tener hijos. Descubrieron que la vida era mucho más que eso. Tenían inquietudes e intereses personales que iban mucho más allá. Gracias a ese tipo de mujeres somos lo que somos actualmente.

La ley de la calle en aquella época era muy complicada. Al más puro estilo de la famosa familia Corleone, los hermanos Solara controlan cada paso que se da en el barrio. A través de las amenazas, chantajes y palizas, someten a la gente. El miedo es su arma más poderosa. Controlan la mayoría de los negocios y más te convenía tenerlos de tu parte, si querías sobrevivir. Por suerte, con el paso de los años todo va cambiando y nuestras chicas juegan un papel muy importante en ello.

De la mano de Lila y Lenú, he vivido las distintas etapas del pueblo italiano porque ese barrio no es más que un reflejo de una realidad social y política de la época. Con ellas he conocido el amor verdadero, la obsesión por otra persona, la amistad, pero también que nada es para siempre. Este punto y final ha supuesto para mí un vacío, porque no podré seguir disfrutando como lo he hecho hasta ahora, pero me quedo con un sabor de boca muy agradable, porque estoy segura de que jamás olvidaré lo vivido durante estos cuatro libros. Magia pura.